Cuando comenzó la Primera
Guerra Mundial, en agosto de 1914, los soldados creyeron que terminaría rápido.
Muchos pensaron que estarían de regreso en casa para Navidad. Sin embargo, la
guerra duró cuatro años y hubo muy poco movimiento en las trincheras, donde las
enfermedades y la desnutrición estaban fuera de control.
Muerte:
Incluso cuando no había
batallas, la muerte era un suceso cotidiano. Alrededor de una tercera parte del
total de muertes en el bando aliado se produjeron en las trincheras. Las
explosiones de proyectiles al azar eran una preocupación constante, incluso
durante una situación de estancamiento. A los nuevos reclutas se les advertía
constantemente que no miraran por encima del borde de las trincheras en la
tierra de nadie, donde los francotiradores enemigos podían verlos fácilmente.
Higiene:
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